Desarrollo estratégico de capacidades
Ignacio Trejos Zelaya | TEC y Cenfotec| boleticlic@camtic.org
Hay diversos factores que han influido en que en Costa Rica se hayan desarrollado empresas de base tecnológica con vocación exportadora y que, a la vez, se den condiciones para atraer la inversión extranjera en servicios o unidades de desarrollo tecnológico: relativa estabilidad macroeconómica, tradicional paz social, seguridad jurídica, cultura pro-occidental, zona horaria y proximidad con Norteamérica, pero principalmente la educación de su gente.
De todos estos factores, en mi criterio el más importante es la gente. Personas educadas, competentes, productivas, creativas, deseosas de aprender y que lo hacen rápidamente, con iniciativa y ética de trabajo, que aceptan retos y se adaptan a circunstancias cambiantes, dispuestas a trabajar en equipo e interculturalmente, que buscan oportunidades para crecer y desarrollarse – además de su bienestar económico.
Las oportunidades no están uniformemente distribuidas en el mundo y nuestro país debe apuntar a desarrollar más estratégicamente las capacidades de su gente vía oportunidades de formación, especialización, educación continua y ‘reinvención’, complementación o ‘migración’ disciplinar. Es el talento y la voluntad de los ciudadanos lo que puede transformar a nuestro país en uno más próspero y sostenible, capaz de participar y competir en cadenas de valor nacionales, regionales y mundiales.
Aunque la gente tenga potencial, es necesario desarrollar su talento de manera intencionada. Mi trabajo ha tenido mucho que ver con eso, como profesor universitario, como directivo de CAMTIC y como director académico en instituciones de educación superior. Tengo frecuente contacto con empleadores nacionales y de multinacionales afincadas en Costa Rica, así como con misiones de empresarios, organizadas por CINDE, que prospectan las posibilidades de establecer operaciones en el país. Estudio marcos internacionales de referencia relacionados con formación de profesionales en disciplinas informáticas, el desarrollo y la certificación de competencias profesionales, y la definición de perfiles laborales en el campo tecnológico.
En general, el personal costarricense demuestra sus capacidades a las empresas de nuestro sector, nacionales y extranjeras, que han podido establecerse y crecer. Sin embargo, tenemos un déficit cuantitativo de personas preparadas en tecnologías informáticas, según lo reveló el Mapeo Sectorial publicado hace tres años por CAMTIC. Esto ha provocado que Costa Rica pierda oportunidades de creación de empleos o de negocios de base tecnológica.
Asimismo, enfrentamos un déficit cualitativo ante la expansión de la tecnología y la velocidad del cambio. No solo debemos asimilar las tendencias tecnológicas y de negocios que van surgiendo, sino aumentar nuestras competencias para poder investigar y desarrollar innovaciones tecnológicas o científicas – las cuales son imprescindibles para desarrollar productos y servicios de mayor valor agregado inventado por talento costarricense. Relativamente pocos profesionales informáticos acceden a certificar sus competencias de acuerdo con estándares internacionales. Seguimos debiendo en cuanto al dominio de idiomas extranjeros que permitirían acceder a nuevos puestos de trabajo u oportunidades de crecimiento de negocios.
La interacción del país con delegados de la OCDE ha evidenciado múltiples áreas que requerimos mejorar o desarrollar. Necesitamos hacer mejoras educativas profundas, que afectarán a las generaciones jóvenes por venir – por ejemplo: desarrollar las habilidades de pensamiento lógico, abstracto, creativo y computacional, mejorar la formación en ciencias y matemática, tener mayor contacto práctico con tecnología y desarrollar una apreciación por las disciplinas de ingeniería, administración, producción, arte e informática.
Simultáneamente, debemos conocer con claridad marcos de competencias tecnológicas (como el SFIA[1]) y escoger estratégicamente aquellas en las que necesitamos crear o perfeccionar capacidades empresariales y nacionales. Es muy positivo que Costa Rica ya esté desarrollando un Marco Nacional de Cualificaciones de la Educación y Formación Técnica Profesional en el que el sector de TIC, representado por CAMTIC y algunas entidades educativas, ya está colaborando. Hay mucho trabajo aún por delante.
Algunas empresas trabajan también en la mejora o el desarrollo de sus capacidades – cada una a su ritmo y según sus posibilidades organizacionales y financieras. Por ejemplo, en la década pasada, Exactus (hoy Softland) y Lidersoft fueron evaluadas positivamente según el Capability Maturity Model (CMM) y hace poco más de tres años la empresa multinacional Fiserv (filial Costa Rica) evaluó sus procesos según el Capability Maturity Model Integration (CMMI) y está comprometida con la mejora continua; el CMM y el CMMI fueron creados por el Software Engineering Institute de Estados Unidos y han sido adaptados para software, servicios y más.
Varias entidades financieras nacionales han instaurado estándares de servicio y de producción que les permiten cumplir con regulaciones de la SUGEF, basadas en COBIT (de ISACA) – que se inspira en buena medida en el CMM. Empresas como Avionyx asimilan estándares y buenas prácticas, que pasan por el desarrollo de las capacidades que les permiten competir internacionalmente en industrias muy exigentes: aviónica y aeroespacial.
Por otro lado, el Innovation Value Institute (IVI) de Irlanda ha desarrollado un modelo de madurez de capacidades más general para TI, el IT Capability Maturity Framework (IT-CMF), que se centra en la creación de valor y en la administración de las TIC como apoyo a las empresas. El IT-CMF es holístico e incluye 36 capacidades críticas que permiten a las empresas enfocarse en la creación de valor para sus clientes. El IT-CMF, originado en la transformación de los servicios de TI de Intel en la década pasada, fue acompañado por investigación del IVI y la Universidad de Maynooth (Irlanda) para afinarlo y llevarlo con éxito a otros contextos empresariales y gubernamentales. El IT-CMF cuenta con un marco para evaluar sistemáticamente las capacidades para la transformación digital de una empresa o institución, con miras a dirigir sus esfuerzos para desarrollar sus competencias, talentos, procesos y organización en pos de la creación de valor y la innovación con tecnología.
En los planos individual, educativo, empresarial y de gestión pública la mejora de nuestras capacidades tecnológicas impactará la productividad y la competitividad de nuestro país, su gente, sus negocios y sus instituciones. Por ello, es importante que alineemos estratégicamente los esfuerzos nacionales de desarrollo, cualificación, evaluación y certificación de capacidades en tecnologías de información y comunicación.
[1] Ver artículos de este autor en ediciones pasadas del Boletín Clic: ‘Marco internacional de competencias en tecnologías digitales’, ‘Experiencias con el marco SFIA 6 para la definición de perfiles informáticos’.
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