El software inflado…
Marvin G. Soto| Especialista en Ciberseguridad, Cybercom CR| boletinclic@camtic.or
Software inflado (del inglés bloatware), o software hinchado, también conocido como software de relleno, son términos que se emplean para describir la tendencia reciente de los programas informáticos modernos a ser más grandes y usar mayor cantidad de recursos del sistema (espacio de almacenamiento, capacidad de procesamiento o memoria) que sus versiones predecesoras, sin que de ello se deriven beneficios evidentes para los usuarios finales.
También se refieren a todas esas aplicaciones basura, que no se usan o sirven para muy poco y que no se pueden desinstalar como cualquier otra aplicación descargada de las tiendas en línea. En fondo, se llama bloatware al software enormemente pesado que podría estar preinstalado o no.
Son programas que se expanden y ocupan mucho más espacio del que justifican las funciones que cumplen. Algunos llevan peso muerto metido por los programadores iniciales -lo que en el argot técnico denominamos: “huevos de pascua”-. Otros instalan sin pedir permiso componentes o partes que el usuario medio jamás utilizará o que se usaran de facto para enviar información fuera de nuestro equipo terminal.
El primero de los tipos es el bloatware es el que incluye el propio fabricante. Para diferenciarse de los demás fabricantes y dar valor añadido a su producto, cada empresa lanza aplicaciones exclusivas en sus terminales. Si bien en ocasiones son útiles, en otras no hacen más que ocupar espacio de forma inútil, ya sea porque preferimos utilizar otra aplicación o porque no nos interesa dicha aplicación para ningún uso.
Un ejemplo es Windows 10, el cual al instalarse desde la primera vez, genera una lista de aplicaciones preinstaladas que posiblemente nunca usaras, pero que consumen espacio en disco, procesamiento y memoria.
Por último, tenemos las aplicaciones de terceros, como pueden ser Facebook, Whatsapp, Instagram o Twitter a las que otros terceros le desarrollan otras aplicaciones “para sacarles más provecho”.
Generalmente en este tipo de aplicaciones populares que gran parte de la población utiliza, agregan “valor” con otras aplicaciones adicionales que podemos adicionar, pero que si no pertenecemos a ese grupo nos resultarán molestas. La intención del fabricante es facilitarnos usar ciertas aplicaciones o producir alguna forma de vinculo, adicción o afiliación, ya sea para ganarse el público que busca mayores extras o pluses a la aplicación en uso.
El crecimiento desmesurado de estos aplicativos incluye desde la tendencia a reemplazar aplicaciones centradas en la eficiencia por versiones mejoradas menos eficientes, la introducción de ineficiencias o módulos innecesarios en la forma de trabajo y diseño de los programas, o la incorporación de funcionalidades añadidas que apenas tienen valor para el usuario y disminuyen el rendimiento general del programa incluso si no se usan, pero que a cambio obtienen enormes volúmenes de datos, bajo el pretexto del “consentimiento informado”.
Este tipo de software ha sido severamente criticado por ser consecuencia de dar prioridad a la mercadotecnia y a tener un conjunto de funcionalidades que llamen la atención antes que a la calidad, o a creer que el mercado del software demanda la inclusión continua de nuevas funcionalidades, lo que se traduce para muchos productos en la necesidad de proveer de versiones mejoradas cada cierto tiempo, para ser vendidas al usuario.
Igualmente, al relacionarse aplicaciones preinstaladas a plataformas de espionaje colectivo y/o de invasión a la privacidad mediante el acceso al micrófono, la cámara, la lista de contactos, hábitos de consumo de contenidos en Internet, entre otros.
Es decir, el software inflado, podría entre sus “huevos de pascua”, alojar códigos ocultos que materialicen riesgos graves en materia de ciberseguridad y que podrían estarse usando con fines de control y manipulación masiva de mercados y consumidores finales… de lo que sea!
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