Marvin G. Soto| Especialista en Ciberseguridad, Cybercom CR| boletinclic@camtic.org

Primero vamos a establecer un contexto… hace muchos años los teléfonos estaban en las casas y/o empresas y solo en aquellas casas y/o empresas que podían pagar por ellos… luego descubrimos que podíamos andarlos con nosotros, no todos podían hacerlo, pero ya no era necesario estar en un lugar estático para acceder a la red.

En el momento que los teléfonos celulares plegables aparecieron, los mensajes de texto pasaron a primer plano y ya no era necesario llamar… Queríamos hacer mucho más con nuestros dispositivos y/o terminales. La globalización y la competencia ha puesto gradual pero aceleradamente, uno o más dispositivos en casi la totalidad de los habitantes de la tierra.

Al final, hemos pasado de simplemente hacer llamadas telefónicas y enviar mensajes básicos de solo texto a tener computadoras en nuestros bolsillos. Y al igual que el teléfono plegable está desapareciendo, los viejos estilos de comunicación también están desapareciendo.

Ahora tenemos los mensajes de texto, pero con todas las cosas que queremos agregarle; tales como calcomanías, fotos, videos, clips de voz, GIF, documentos, nuestra ubicación y hasta enviar y recibir dinero. Además, podemos hacer video llamadas –incluso en HD o UHD-, y llamadas de voz, sin necesitar saber el número de teléfono de otra persona.

Los sistemas y plataformas de comunicación modernos son hoy una experiencia multiplataforma, por lo que puede continuar lo que se hacía, donde se dejó y desde otro dispositivo, sea este una computadora de escritorio, una tableta o su teléfono.

Atrás han quedado los tiempos en los que nos aprendíamos de memoria los números telefónicos. Hoy, los “terminales inteligentes” han transformado la forma en la que nos comunicamos, ya que para hablar con una persona no es necesario llamarla como solíamos.

El mundo de la comunicación entre personas está viviendo una profunda transformación. La llegada de herramientas de colaboración, presencia y mensajería instantánea, sentenció a una muerte segura a las formas tradicionales y asestó un duro golpe a las llamadas a través de nuestros proveedores locales, que se resisten a desaparecer como último recurso a la hora de contactar con otro usuario.

Ya hay empresas –no una, varias-, capaces de alcanzar de forma global, ubicua, multiplataforma, agnóstica y sin necesidad de un número telefónico a más de la mitad de ciudadanos del mundo. Vivimos en un tiempo en que los líderes de la industria están transformando la comunicación interpersonal entre los ciudadanos del planeta, sin distingo de país u origen y sin la necesidad de un número telefónico.

El número de teléfono va perdiendo relevancia o vigencia para el usuario… es una herencia de los sistemas tradicionales del inicio de las telecomunicaciones y cuya pertinencia ha perdido valor. Lo vemos hoy, quizá como un proceso que permite el flujo de datos en segundo plano y que atiende la primaria necesidad de direccionar el tráfico de voz, separándolo por país, código de área, proveedor de servicio y número final del abonado… y además controlar el uso, impulsos y/o dar seguimiento a los actores en un flujo de voz…

Hoy, en medio de la globalización trepidante, las fronteras se han roto para siempre y la forma en que nos comunicamos también.

IMPORTANTE: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las de los autores y no necesariamente representan la opinión de la Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación (CAMTIC) o sus afiliados.