Todo empieza por casa: carreras de tecnología y oportunidades para todos y todas
Lilliana Sancho Chavarría| Profesora Escuela de Computación TEC, Capítulo de Mujeres en Tecnología de CAMTIC
Desde hace algunos años venimos escuchando la frase “hay pocas mujeres en tecnología y es necesario atraer más mujeres al sector”. Existen iniciativas a nivel gubernamental, educativo y empresarial para fomentar la participación de las mujeres en este sector, pero la proporción de su participación sigue siendo baja en relación con la de los hombres.
Por un lado, es necesario entender las razones de fondo por las cuales es importante la participación de las mujeres en el sector digital y por otro, también es indispensable identificar las condiciones por las cuales dicha participación se ve limitada.
Las mujeres constituyen un poco más del 50% de la población, pero por razones históricas, culturales y sociales, su participación en la economía es inferior a esa capacidad.
De acuerdo con el documento de análisis del Fondo Monetario Internacional [1], la participación de la mujer en el mercado de trabajo es parte de la ecuación de crecimiento y estabilidad, y existen amplias evidencias de que cuando las mujeres desarrollan plenamente su potencial, los beneficios macroeconómicos son significativos; es decir, que, si se lograra disminuir esa disparidad, el PIB se elevaría, lo cual redundaría en beneficios para toda la sociedad.
Adicionalmente, tal y como también lo ha indicado la ONU [2], el incremento de los ingresos del hogar procedentes de lo que ganan las mujeres modifica los patrones de gasto en formas que benefician a hijas e hijos y por ende a toda la familia, pues existe una tendencia de que las mujeres inviertan una mayor proporción de sus ingresos en la educación de sus hijos, en su salud y en la atención de necesidades específicas para el bienestar familiar. El beneficio no solamente es económico, sino también en la calidad de vida, claramente con un impacto positivo.
Por otro lado, existen estudios que indican que las carreras tecnológicas son las que ofrecen más oportunidades laborales y empleos de calidad y por lo tanto mejores ingresos [3]. Sin embargo, las empresas de tecnología han manifestado en diversos foros su preocupación por el faltante de recurso humano y el Informe del Estado de la Educación Costarricense 2017 [4] indica que las graduadas en Ingeniería siguen siendo minoría, aunque el porcentaje ha ido creciendo, sobre todo en las universidades públicas, de 22% en año 2000 a 36% en el 2014 y en las universidades privadas de 20% a 26% en el mismo período, siendo Ingeniería Industrial la más equitativa.
Surge entonces la inquietud: si todo parece indicar que a las mujeres –y a la sociedad como tal– les conviene aprovechar las oportunidades que ofrece el sector de tecnología, ¿por qué no se ha logrado una mayor participación femenina?
Varios estudios indican que gran parte de esta situación se origina a partir de los estereotipos con respecto al papel que socialmente se ha asignado a hombres y a mujeres, y que se enfatizan a partir de expresiones a las que se exponen las personas desde edad infantil.
Es lógico pensar que cuando una profesión es nueva y no se le ha impuesto socialmente un sesgo de género, tanto hombres como mujeres podrían tener interés de participar de ella. Al parecer las carreras de tecnología enfrentan un sesgo de género que podría estar originado en el sesgo por el estudio de las matemáticas.
El informe del Estado de la Educación Costarricense indica que la presencia de estereotipos tales como “las mujeres no son buenas en matemáticas” ponen una presión extra y provoca una disminución en su interés, disposición y desempeño en pruebas de esta disciplina. El mismo informe explica un estudio que hicieron la UCR, el TEC y la UNA entre el 2014 y el 2016 para conocer en qué medida la interiorización de actitudes sexistas y estereotipos de género afecta el desempeño de las mujeres en pruebas estandarizadas de matemáticas. El estudio reveló que a mayor sexismo, menor era la creencia sobre la igualdad de capacidades de hombres y mujeres para las matemáticas y que la creencia de que hombres y mujeres son igualmente competentes en matemática aumenta la autoeficacia en esta materia.
Un reciente estudio titulado “Los pecados de los padres: Persistencia del sesgo de género a través de las generaciones y la brecha de género en el rendimiento matemático” de la Universidad de Columbia [5] presenta las estimaciones causales de la transmisión intergeneracional del sesgo de género y sus efectos sobre la brecha de género en matemáticas, una de las áreas STEM (Science-Technology-Engineering-Mathematics).
El estudio se hizo con jóvenes entre 12 y 15 años, sus padres y los padres de sus compañeros y compañeras de clase. Los resultados indican que existe una fuerte correlación entre los prejuicios de los padres y los de sus propios hijos e hijas; es decir, si los padres creen que los varones son mejores que las mujeres para aprender matemáticas, el hijo o la hija tienen 29 puntos porcentuales más de probabilidad de tener este sesgo.
Los prejuicios que los padres transmiten a sus hijos e hijas se incorporan en las creencias de éstos sobre su propia capacidad, lo cual revela por qué es tan difícil lograr cambios en la brecha de género. Asimismo, este estudio reveló que un aumento en la proporción de compañeros y compañeras de clase cuyos padres creen que los varones son mejores que las mujeres en matemáticas aumenta significativamente la probabilidad de que un varón tenga esta creencia, generando ganancias para los varones y pérdidas para las mujeres.
El estudio concluye que la transmisión del sesgo de género afecta fuertemente las creencias de los hombres y de las mujeres sobre ellos mismos, así como su desempeño en matemáticas.
Los sesgos de género son evidentemente factores que inciden en la escogencia de la carrera a estudiar. El informe del Estado de la Educación indica que la participación femenina en matrícula universitaria es baja, pero llama la atención de que en algunos períodos la proporción de mujeres que se gradúan es ligeramente más alta que la de los varones que entraron a estudiar en el mismo período, lo cual podría evidenciar que no es por falta de capacidad que las mujeres no escogen carreras de tecnología, sino por falta de interés. Entonces, la lógica indica que si pocas mujeres tienen interés por carreras de tecnología, pocas mujeres entrarán al mercado laboral y, aunque las empresas deseen hacer una mayor contratación, encontrarán limitaciones de mercado mientras no se logren superar las barreras de género.
Parece entonces que para superar las dificultades de la inserción de más mujeres en el campo de la tecnología con el fin de alcanzar los beneficios macroeconómicos y proveer mejores oportunidades de mejoramiento de calidad de vida, es necesario hacer un abordaje desde varios frentes: el gubernamental, el empresarial, el educativo y el familiar y social.
Desde el frente gubernamental es importante el establecimiento de políticas que incentiven la participación de las mujeres en carreras de ciencia y tecnología.
A nivel empresarial son indispensables la políticas de atracción y retención de ingenieras y tecnólogas, tomando consciencia del impacto que aún hoy en día existe en el doble rol de la mujer con sus responsabilidades familiares; asimismo, serán valiosos los esfuerzos para dar a conocer a la población en qué consisten los trabajos en tecnología para des-estigmatizar estas profesiones.
Desde el ámbito educativo, es muy importante el trabajo para el fomento de la igualdad de oportunidades y la eliminación de sesgos de género. Finalmente, uno de los esfuerzos más valiosos, aunque más complejos por su origen en la construcción social, será el cambio en las valoraciones y expresiones familiares y sociales que se hagan para eliminar los prejuicios con respecto a las capacidades y habilidades de niños y niñas. Como dice el refrán “todo empieza por casa”.
Referencias
[1] Elborgh-Woytek, K; Newiak, M.; Kochhar, K.; Fabrizio, S.; Kpodar, K.; Wingender, P.; Clements, B.; Schwartz, G. Las mujeres, el trabajo y la economía: Beneficios macroeconómicos de la equidad de género. Documento de análisis del personal técnico. Fondo Monetario Internacional. 2013.
[2] ONU Mujeres. Hechos y cifras: empoderamiento económico: http://www.unwomen.org/es/what-we-do/economic-empowerment/facts-and-figures#notes (accedido 20/4/2018).
[3] CINDE. Estudio de demanda del capital humano: http://www.thetalentplace.cr/carreras-de-mayor-demanda (accedido 20/4/2018)
[4] Programa Estado de la Nación. Informe del Estado de la Educación Costarricense. 2017.
[5] Eble, A. & Hu, F. The sins of the parents: Persistence of gender bias across generations and the gender gap in math performance. Center for Development Economics and Policy. CDEP-CGEG Working Paper Series. University of Columbia. 2018.
IMPORTANTE: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las de los autores y no necesariamente representan la opinión de la Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación (CAMTIC) o sus afiliados.
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